Era super, era brutal, los colores tan intensos se desvanecían sobre sus mejillas, sus ojos eran la miseria en el desierto, y las pupilas eran la sensación de tener, quizá, un sentimiento. Mientras buscaba su lugar en el mundo, su corazón gritaba desesperado por descubrir un mundo nuevo, tranquilo. Su corazón latía, sus piernas temblaban y en sus ojos caía la última lágrima de fé. Las última estrella brilló, el cielo se oscureció, solo quedó su sonrisa.
Era brutal, era feliz.
Era brutal, era feliz.
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